La malnutrición empobrece la salud y acorta la vida. En situaciones de déficit nutricional, el organismo responde de una forma curiosa y sumamente evolucionada: concentra los micronutrientes esenciales en el o los órganos más necesitados: los responsables de la supervivencia inmediata y la reproducción, evitando de esta forma la enfermedad o la muerte. Por ejemplo, las neuronas o los leucocitos, recibirán prioritariamente los pocos micronutrientes disponibles en períodos de escasez (Zinc, el Selenio o la vitamina C).